Escuela de verano
Las lecciones aprendidas en The Ocean Race Europe influirán en las decisiones que los regatistas y diseñadores tomen durante mucho tiempo en el futuro
A lo largo de siete semanas de competición por Europa, desde Kiel hasta Bahía de Boka, cada patrón –sin importar su experiencia previa o estatus– ha podido apoyarse en la regata para adquirir nuevas habilidades y aprender nuevos métodos.
Fue una oportunidad para seguir progresando con la vista puesta en futuros hitos, incluido The Ocean Race Atlantic (Nueva York–Barcelona), que tendrá lugar el próximo año, con salida desde Nueva York el 2 de septiembre de 2026.
No es posible competir con una intensidad increíble durante siete semanas, estar entre los mejores regatistas oceánicos del mundo y no seguir aprendiendo sin descanso.
Esa es la historia que han contado todos los regatistas en esta edición de The Ocean Race Europe.
Para resistir y llegar a la meta en Bahía de Boka tuvieron que adaptarse a todo tipo de navegación: desde calmas planas hasta tormentas violentas. Cuando los partes meteorológicos no coincidían, cuando la competición alcanzaba su máxima intensidad, siempre fue necesaria la humildad, algo que se pudo sentir a bordo de cada uno de los siete barcos de la flota.
Una experiencia de aprendizaje increíble y enriquecedora
Para el ganador absoluto, Biotherm, más allá del orgullo y la satisfacción, hubo innumerables lecciones colectivas e individuales. “Aprendí muchísimo y crecí mucho a lo largo de la regata en cuanto a manejo del barco, navegación y estrategia”, dijo Amélie Grassi.
Participando en la etapa final, Carlos Manera la describió como “una experiencia de aprendizaje increíble” dentro de una “tripulación muy motivada”.
Como Carlos, muchos de los regatistas más jóvenes disfrutaron de un entrenamiento acelerado en la clase IMOCA. Gaston Morvan (Paprec Arkéa) lo expresó así: “Fue súper enriquecedor navegar con cada miembro de la tripulación, especialmente porque todos son tan talentosos y experimentados”. Su compañero Corentin Horeau añadió: “Aprendí muchísimo sobre el barco. Ahora puedo decir que me siento mucho más cómodo a bordo”.
Las lecciones no fueron solo técnicas: “Hemos progresado en cómo usamos el barco, ahora está más equilibrado”, dijo Yoann Richomme, pero también humanas. “Aprendimos a comunicarnos mejor, a confiar los unos en los otros y a mantenernos unidos a pesar de las dificultades”, explicó Mariana Lobato. “Esta aventura nos enseñó paciencia, resiliencia y la importancia de cada persona en un proyecto compartido”.
“Lo que pasó a bordo y en tierra nos permitió crecer juntos”
Ese sentimiento también fue compartido por Holcim-PRB y Allagrande Mapei Racing. Ambos equipos llegaron a la meta a pesar de su colisión en Kiel, mostrando una solidaridad interna notable.
“Cada miembro del equipo y nuestro patrocinador mostraron un apoyo inquebrantable”, dijo Ambrogio Beccaria. “Gracias a ellos seguimos luchando, mantuvimos la confianza y nos levantamos de nuevo”.
Su mentor a bordo, Thomas Ruyant, coincidió: “Lo que me llevo sobre todo es nuestro progreso. Aprendimos muchísimo en las etapas y descubrimos tantas cosas juntos con ‘Bogi’ (Ambrogio Beccaria)… Eso nos da confianza para el futuro”.
En Holcim-PRB, Rosalin Kuiper también reflexionó en positivo: “Lo que ocurrió nos permitió crecer juntos. No es la forma en la que quieres empezar una regata, pero al final fue realmente positivo para la dinámica del grupo”, dijo. “Seguimos aprendiendo en cada etapa, forjando un verdadero espíritu de equipo”.
Con la mirada puesta en The Ocean Race Atlantic
El aprendizaje también ha sido central en el proyecto Canada Ocean Racing – Be Water Positive, con el objetivo a largo plazo de que Scott Shawyer pueda algún día competir en la Vendée Globe. “Tuve la suerte de vivir una experiencia fantástica con todo el equipo”, dijo Scott. “Solo teníamos el barco desde junio y todos hicieron un trabajo increíble. Ha sido una gran aventura en el agua y fuera de ella”.
El mismo entusiasmo se encontró en Team Amaala, donde Alan Roura brindó a jóvenes regatistas suizos la oportunidad de ganar experiencia en IMOCA. “Fue una de las mejores experiencias de mi vida”, dijo Alan, encantado de tender una mano “a una nueva generación”.
En cada barco, la experiencia compartida ayudó a reforzar lazos e incluso a “crear amistades”, como señaló Amélie Grassi.
Eso también fue cierto en Team Malizia, que reunió a siete nacionalidades en su tripulación. El patrón Boris Herrmann, que lideró el equipo, elogió la regata como “un evento fantástico, más largo e intenso que una transatlántica”. Y añadió: “Aquí, cada pequeña decisión puede costar mucho, lo que crea una presión constante que no es fácil de gestionar, ¡pero eso es lo que lo hace increíble!”.
Boris y todos los patrones contribuyeron a fomentar el espíritu único de The Ocean Race – esa mentalidad especial que normalmente solo se ve cada cuatro años durante la vuelta al mundo. Ese mismo espíritu que se reavivará el próximo año con otro desafío apasionante: The Ocean Race Atlantic, una regata de Nueva York a Barcelona en septiembre de 2026, que sin duda ofrecerá más momentos inolvidables.